Fuerte Abajo

El partido de vuelta del amistoso publicitario se jugó el martes, como todos sabíamos. Esta vez decidieron hacer la publicidad de manera tradicional y llenaron las calles de carteles, panfletos, pancartas, salchichas, volantes; le pagaron a minas buenísimas para que anden semi-desnudas repartiendo la información; contrataron un citroen con un parlante en el techo que daba los datos del partido al ritmo de una cumbia bien podrida. Sin embargo, no se vendió ni una sola entrada.
Por lo tanto, correctamente asumo que nadie sabe cómo salió el partido. Ganó Ellos por cuatro goles.
Nosotros fue desordenado, desorganizado, desorientado, desordenado y desorganizado. Y también se notó desorientación. Pero igualmente el partido fue divertido, muchas situaciones de gol, muchos pases, muchos cabezasos, muchos goles, una pelota. Ellos no fueron mucho más pero... ganaron. El viejo espíritu bilardista triunfa en las canchas y se hace presente no sólo en el mediocre, aburrido y simplista juego de Banfield (uno de los peores campeones en toda la historia del fútbol de esta parte de la galaxia), sino también en el resto de las canchas del fútbol argentino.
A riesgo de sonar apocalíptico, digo que dentro de muy poco tiempo este fútbol de mierda va a podrir a todo el deporte, se va a extender al resto de las actividades humanas y vamos a morirnos todos de una manera dolorosa y espeluznante.
A las millones de personas que visitan este blog por minuto: sí, el ritmo ha decaído un poco, ¡qué quieren con este calor de mierda!... pero ya comienzan los torneos de verano para ir levantando un poco el ánimo.
Y sí, nos estaremos viendo la semana que viene... es una forma de decir, me van a leer no me van a ver... tampoco estoy hablando, sino escribiendo, se entiende... que bronca cuando se ponen así de pelotudos, corrigiendo todo lo que escribo, no me dejan fluir, ¡váyanse a la mierda!